La violencia en el deporte de base, especialmente en el fútbol, se ha convertido en una lacra que sacude a la opinión pública con una frecuencia cada vez mayor. Si bien la mayor parte de las aficiones actúan acorde al respeto, también es cierto que todos los que hemos estado viendo partidos de menores de edad, con cierta frecuencia, hemos vivido situaciones desagradables o momentos de tensión. Ante esto, no existen acciones federativas o institucionales que respalden o ayuden a los clubes a encontrar soluciones. Esto hace que miles de ellos necesiten ayuda para gestionar esta problemática.